En torno a la festividad de San Juan Bautista, Santo Patrón de nuestra ciudad, el Museo de Chiclana ha tenido a bien dedicarle su “Pieza del mes” y su “Pieza invitada” -estas dos maneras expositivas que complementan las muestras temporales que cada año se programan-.
Por un lado, se subraya -que de esto va la pieza del mes- una pieza de los fondos del Museo, sí, pero una pieza que se viene mostrando al visitante desde que fue presentada al público por el alcalde hace ya unos meses: el San Juan de Roque Balduque. Esta escultura contará, como Pieza del mes, con una cartela explicativa que, de manera sucinta, la contextualiza para su mejor comprensión a la vez que rememora la recuperación de esta pieza para el patrimonio de Chiclana. Por otro lado, y como Pieza invitada, un espléndido busto de un San Juan Niño del siglo XIX, estilísticamente alejado de los tópicos más reiterados, así como un icono estonio -también del XIX- que visualmente refiere la peripecia vital del santo. Pieza del mes y Pieza invitada bien conectadas.
Alertados por Germán Reyes, chiclanero de probado conocimiento acerca del patrimonio histórico-artístico de nuestra ciudad, comenzó el proceso de recuperación del Bautista de Balduque -escultura que presidió el retablo original de la primitiva iglesia de San Juan Bautista- a la venta entonces en la prestigiosa casa londinense de subastas Sothesby de Londres. Con la con la mediación de Domingo Galán -otro investigador chiclanero pendiente de nuestro patrimonio-, prosiguió dicho proceso hasta la definitiva adquisición por parte del Ayuntamiento.
La obra en cuestión tiene un doble valor: el valor objetivo de ser una factura de uno de los más notables escultores de su tiempo y ese valor local de tratarse de una representación de Santo Patrón de Chiclana -desde el 22 de junio de 1764-, representación en que, fiel al estilo de su época, resuenan ecos estéticos de la Antigüedad Clásica.
Roque Balduque (1500-1561), fue un escultor y retablista renacentista de origen flamenco nacido en un lugar que en castellano se conoció como Bolduque, pero su nombre era Bois-le-Duc, en los actuales Países Bajos. Entre otras actuaciones, trabajó en el retablo de la iglesia originaria de San Juan Bautista de nuestra localidad. De este retablo, se conserva una sola tabla -el resto se dispersó en un tiempo no muy remoto- expuesta a la veneración, y al público en general, en la Capilla del Sagrario en la actual Iglesia de San Juan Bautista -Iglesia Mayor de Chiclana-, un templo neoclásico que vino a sustituir, más o menos en su mismo enclave, a la originaria iglesia de San Juan Bautista tras la demolición de ésta.
Aparte esta extraordinaria obra, abundamos en la iconografía del Bautista a través de las dos piezas antes mencionadas que acogemos, dentro de la sección “La pieza invitada”, durante estos días en el Museo de Chiclana: el icono ortodoxo del siglo XIX, procedente de Estonia, recoge, como si de viñetas no del todo delimitadas se tratase, varios episodios referidos a la vida del santo, desde el nacimiento a su martirio por decapitación. La otra pieza, de carácter escultórico, representa al Bautista niño, edad suya de la que no tenemos noticia. Aunque con los atributos iconográficos que lo hacen a primera vista reconocible, como la piel de camello que lo cubre tal los textos bíblicos refieren.
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