Hace unos años, y dentro de la colección Biblioteca de Temas Chiclaneros, el ayuntamiento de Chiclana publicaba, a través de su Delegación de Cultura, la obra de Juan Rodríguez Ballesteros, Chiclana en el romancero. Dos pliegos de cordel del siglo XVII. La reciente lectura de este interesante trabajo llevó, en el Museo de Chiclana, a reparar en este formato y casi género de la literatura -aunque no lo fuese necesariamente así en sus orígenes- popular. De ello se ocupa “Pliegos de cordel. Otro formato, otra literatura”, una nueva Exposición Temporal que, con motivo de la próxima celebración del Día del libro, viene a sumarse a la recientemente inaugurada “Letras de Ciencias”.
La literatura de cordel es un género popular escrito mayormente en verso -aunque “todo no fueron romances en la literatura de cordel (...) también encontramos cancioneros, novelas de folletín y resumidas obras teatrales colgadas del tenderete”, como bien puntualiza Rodríguez Ballesteros- que recibió dicho nombre por haber sido distribuida en los llamados ‘pliegos de cordel’, cuadernillos impresos sin encuadernar y exhibidos para su venta en tendederos de cuerdas.
Tuvieron estos pliegos su origen en la península ibérica, siendo exportados por las colonias de España y Portugal sobre todo. “En las ciudades de los territorios de la hispana monarquía se encontraban los posibles compradores de esta literatura popular cada vez más vulgar y apasionada”, que narraban temas populares elementales, desde sucesos cotidianos a episodios históricos, legendarios o religiosos. Incluso resúmenes brevísimos -y de dudosa fidelidad en fondo y forma- de obras literarias de primera fila hallaron hueco en estos pliegos, hermanos de los romances y las coplas de ciegos, con los que con frecuencia comparten estar, aparte asuntos -que también-, estar escritos con tópicas rimas romanceadas y en muchas ocasiones ilustrados con xilografías.
Durante siglos, esta literatura popular nutrió de alguna manera al pueblo. En ella encontraban las gentes su información, su visión de las cosas, de sus semejantes y de sí mismas. En ella se formaban con frecuencia los juicios de la población más llana y se fundaban también los prejuicios. Mujeres malas y mujeres coronadas de virtudes al uso que parecían redimir a todo el género, bandidos legendarios y criminales terribles que al cabo pagaban sus deudas, personajes populares y héroes relevantes, Historia Sagrada o sencillamente Historia, costumbres, coplas y refranes,… Y así fue desde aquellos inicios, con bellísima letra gótica en ejemplares hoy rarísimos de hallar. “Hasta prácticamente el primer tercio del siglo XX y desde que se inventó la imprenta -hablamos por tanto de antes de que apareciesen los medios de comunicación masivos-, circularon estas hojas sueltas plegadas e impresas”, obras que, como aventura Juan Rodríguez Ballesteros atendiendo al relato de los mayores, “fueron barridas tras la aparición de la prensa sensacionalista y los periódicos de gran tirada.”, amén de otros medios de comunicación de masas que más tarde llegaron también.
De todo lo dicho, intenta dar cuenta esta nueva Exposición del Museo de Chiclana a través de una pequeña -una treintena de ejemplares originales que van desde el siglo XVIII hasta el XX, acompañados de copias facsimilares como complementos didácticos- pero cuidada muestra ciertamente representativa de lo que fueron los pliegos de cordel: su formato, su aspecto, sus asuntos, su lenguaje, su intenciones,…
“Pliegos de Cordel” permanecerá abierta al público hasta el 28 de abril.
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