Esta muestra, que refleja a las personas que forman parte del entorno del propio Museo, estará abierta al público hasta el próximo 17 de enero en el espacio ‘De paso’.
La delegada municipal de Cultura, Pepa Vela; el director del Museo de Chiclana, Jesús Romero; el alma mater de la exposición, Rafael Rueda, y uno de sus protagonistas, José Morales, han inaugurado la nueva exposición que se ha abierto al público en estas dependencias, ‘Rostros de la memoria’, que estará a disposición de los visitantes hasta el próximo 17 de enero. Durante los últimos tiempos, Rafael Rueda ha compartido no pocos ratos con algunas personas mayores que, en el entorno del Museo de Chiclana y de la Iglesia Mayor, han resultado ser paisanaje más que entrañable del Museo mismo.
“Nacieron casi todos en el entorno de la Plaza Mayor y aquí sigue la mayoría casi un siglo después, memoria viva y larga ellos no sólo de sí mismos, sino del devenir también de nuestra ciudad”, ha señalado la edil, destacando que “no precisa justificación una exposición como ésta, pues nada tiene de extraño que un Museo cuya exposición permanente versa sobre nuestra historia, acoja también una temporal dedicada a la memoria más próxima, a la memoria de unos nombres pequeños que, sin embargo, hicieron, casi con sus propias manos, Chiclana”.
Y se hacen hoy presentes en un puñado de fotos, unos rostros que vienen a ser retrato de toda una generación trabajadora y capaz de sacrificio... y de felicidad también pese a no pocas dificultades. Unas fotos, dos por cada, que suman un total de dieciocho. Dos por cada, porque se muestran fotos de juventud con fotos muy recientes. Basta verlas confrontadas y compañeras para intuir, a golpe de vista, que hay mucha historia personal detrás de estos rostros, mucha memoria también colectiva en ellos. Juan Torres Leal, Manuel Daza Ruiz, Manuela Gómez Quintero, Joaquín Aragón Lucena, Enrique Ramos Jurado, Antonio García Clavijo, Antonio Aragón Cabeza de Vaca, Agustín Ruiz Ortega y José Morales Garabito.
Junto a las fotos, se exponen unos breves recuerdos escritos, atisbos pequeños de vidas que no lo fueron tanto, cariñosamente recogidos por Rueda en esos ratos de charla y compañía. Los rostros de la memoria. Estuvieron y están. Testigos y relatores de un tiempo. Un mundo cada una de estas personas. Un libro todavía legible. Una mínima memoria ajena que es también nuestra memoria. Un pequeño y agradecido reconocimiento.
Rafael Rueda ha agradecido el apoyo del Ayuntamiento por poner en marcha esta iniciativa y ha explicado que la exposición surge “de la convivencia con estas personas, que ha sido y son fuentes de riqueza para cualquier información sobre el pueblo. He disfrutado mucho con sus historias, en las que hablaban de bodegas y esteros y no quería que esa sabiduría se quedara en el olvido. De ahí estas fotografías, de estas personas que tanto me han enriquecido”.
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