Un formato y un objetivo propios del Museo confluyen en esta nueva Pieza del mes que ahora se muestra.
Hace unos años arrancó en el Museo de Chiclana el programa “La Pieza del Mes”, que, a diferencia de “La Pieza Invitada”, presente destacar o subrayar, según coyunturas varias, piezas que conforman la Colección del Museo, tanto si éstas se hallan constantemente expuestas al público en la Exposición Permanente cuanto si se encuentra depositada en los fondos del Museo.
Por otro lado, desde hace un tiempo -no muy largo- el Museo persigue equilibrar la Colección Municipal de Arte, intentando llenar, en sus posibilidades, ciertas lagunas, aparte el obvio incremento del patrimonio artístico que para la ciudad supone.
Hace un par de años, el Museo adquirió un bronce de Antonio Benítez, artista chiclanero del XX no presente en la Colección municipal. Y con el veinticinco aniversario de su muerte (que este 2021 se ha cumplido), vino dado el momento oportuno para sacar esta a la luz esta pieza, en tanto se busca su lugar en la Exposición Permanente, que no estática, del Museo de Chiclana
Antonio Benítez, pintor autodidacta, residió en Chiclana, su ciudad natal, hasta 1963, año en que se traslada a Madrid para estudiar decoración, en un intento de compatibilizar su vocación artística con la seguridad de una profesión afín también a su sensibilidad. Tras finalizar los estudios, marcha a Roma, ciudad donde vivirá un año durante el cuál amplía su conocimiento de la Historia del Arte. Su retorno a Cádiz se prolonga durante cinco años, tras los cuales regresa definitivamente a Madrid dedicado ya íntegramente a la pintura. Desde 1996 sus restos reposan aquí en su tierra.
Este bronce -pieza especialmente singular pues no abunda la escultura en la producción de este artista- que ahora mostramos por primera vez al público, de rasgos muy característicos en su manera de tratar la figura humana, recoge una imagen que bien podrían definirlo al autor: su sabio epicureísmo, su hedonismo mesurado y solidario, su alegría vital, su manera de entender la vida como celebración. Y, a la vez, esa mirada vuelta al paganismo clásico, a una cultura clásica reivindicada por él como fuente suya de inspiración. No en vano, el propio Benítez, se declaraba un hombre renacentista, dada la variedad de sus intereses culturales.
El Museo de Chiclana ha adquirido otras piezas de este artista. En breve, se expondrán para el disfrute de nuestros visitantes.
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