Exposiciones de pequeño formatos son las que, por sus posibilidades físicas, acoge el espacio expositivo “De paso” con que cuenta el Museo de Chiclana desde hace unos años.
En éste, coincidiendo con la conmemoración del nacimiento de García Gutiérrez -el 5 de julio- presenta ahora, en su compromiso con el poeta chiclanero y, en general, con el Romanticismo, un muestra sobre Gustavo Adolfo Bécquer (Sevilla, 1836 – 1870) y Rosalía de Castro (Sevilla, 1836 – 1870), autores que continúan y renuevan, en la estela de nuestros románticos primeros, nuestra literatura.
El año en que Gustavo Adolfo Bécquer nace es el mismo del estreno de El trovador y de su arrollador triunfo. Un hito que marca el arranque con mayúsculas del Romanticismo en España . 1836. Ya empezó tarde la cosa aquí, lo que nos da una idea de lo “tardorromántico” que puede resultar, según las fechas, Bécquer. O Rosalía, que nació justo un año más tarde.
Las grandes obras -líricas, dramáticas,...- del primer Romanticismo, que tanto llegó al público y que de manera tan popular se difundieron, no han resistido -salvo excepciones- el paso del tiempo, hasta el extremo de que la mayoría de las mismas y de sus autores resultan desconocidos para el público en general. Se trató de una literatura apegada a un movimiento literario concreto cuyos postulados -éticos, estéticos,..- siguieron con cierta rigidez y muy del gusto de un tiempo también concreto. Algunos autores tomaron nota del cambio que advenía y dieron un giro más o menos notable a su trayectoria (sin grandes frutos tampoco), mientras otros perseveraron en su línea quedando desfasados en unos tiempos ya nuevos.
Por eso resulta inevitable, vistas la popularidad y la vigencia de Rosalía y Bécquer, pensar que no fueron, injertados en el tronco común del Romanticismo, meros continuadores de lo ya sabido y usado. Ambos autores no sólo sumaron cuantitativamente al movimiento, sino que, menos encorsetados, lo enriquecieron desde el punto de vista cualitativo, precursores de otros rumbos literarios. Casi a la vez entonaron, cada uno a su manera, un canto del cisne que tanto tiempo después seguimos oyendo fresco como si de ahora.
De esto trata esta nueva Exposición Temporal del Museo de Chiclana que, acercándonos someramente a la vida y la obra de estas dos grandes figuras de nuestras letras, nos recuerda los grandes temas del movimiento romántico: el yo ante el misterio, el amor y la muerte reunidos, la lengua más propia como patria del poeta, el nacionalismo como garante de las señas de identidad ante las grandes construcciones de estados que emergen o se consolidan, etc.
Este relato se ilustra con pinturas, grabados, poemas, fotografías, postales, facsímiles de primeras ediciones y de manuscritos, etc. Y, por supuesto, también con poemas que van salpicando la exposición. Una invitación a la lectura.
Esta exposición vine a sumarse a las recientemente inauguradas “Costus en Chiclana” y a “El Jardín de las Delicias”. Las tres, que permanecerán abiertas al público hasta bien adentrado el mes de septiembre, conforman, junto a la siempre renovada Exposición Permanente, la oferta expositiva del Museo para la temporada estival.
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