La Delegada de Cultura, Susana Rivas, inauguraba hoy la exposición temporal “de Vincent a Theo, una fraternidad ilustrada”, una muestra dedicada a Vincent van Gogh, al Van Gogh más íntimo -tanto en lo personal como en lo artístico-, el que refleja la ingente correspondencia con su hermano que se conserva.
Creador de una prolífica obra pictórica, Vincent van Gogh no sólo dibujó y pintó sin descanso. También escribió. Y mucho. Y bien.
Asiduo del género epistolar, su abundante correspondencia -aparte constituir un testimonio de primera sobre sus inquietudes artísticas y su hondo mundo interior- pone de manifiesto la excelencia de su escritura. Una calidad de la que el mismo Van Gogh -lector ávido y culto- era plenamente consciente (no en vano pidió a los destinatarios de sus misivas que las conservaran).
De las ochocientos veinte cartas escritas por Vincent van Gogh conservadas, seiscientos cincuenta y una estaban dirigidas a su hermano Theo, su interlocutor por excelencia en lo personal y en lo estrictamente artístico. A estas habría que añadir otras siete que tenían por destinatarios tanto a su hermano como a su cuñada.
A través de estas cartas asistimos, desde dentro, a la evolución del artista así como a los vaivenes de su compleja personalidad. Sus dudas, su necesidades -hasta el pormenor-, sus sueños, sus esperanzas, sus desengaños, su tenaz voluntad, sus flaquezas, sus caídas. El artista, sí, y el hombre.
Pero es que, además del contenido de textos, esta correspondencia -que se inició el 29 de septiembre de 1877- va, con mucha frecuencia, acompañada de pequeños dibujos -a veces, muy elaborados; otras veces, rápidos apuntes- realizados al hilo de su vida contextualizada en su entorno, de bocetos de obras suyas también, incluso de obras relevantes, icónicas como la conocidísima “Habitación de Arles”
La nueva exposición del Museo nos acerca a ello a través de excelentes reproducciones facsimilares de los originales dispersos por museos e instituciones de todo el mundo. Más de una veintena de cartas seleccionadas junto a un adecuado complemento de igual interés y calidad. Varios cuadernos de dibujo de Van Gogh que van desde su época de colegial aficionado al dibujo hasta su etapa de madurez.
Un salvaje del color ahora mostrado, negro sobre blanco, en rotundos trazos de carbón.
De estos dibujos y de estos textos va esta exposición que ahonda en la estrecha relación de del artista con Theo van Gogh, su gran protector, su primer valedor.
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