Con una reflexión sobre el tiempo -antiguas maquinarias del Arquillo del Reloj a la vista y, por descontextualizadas, casi obras de arte- se abre la Exposición Permanente del Museo para aterrizar de inmediato, al comienzo de la primera sala, sobre el Territorio. La situación geográfica, y las consecuencias que de ella se derivan, marcarán los límites y las posibilidades de nuestra tierra.
Situada en el extremo sur de la Península Ibérica, es Chiclana municipio integrado en la Bahía de Cádiz. Su población, distribuida en un núcleo urbano y un amplio diseminado ocupa se extiende sobre los 203 kilómetros cuadrados que ocupa el término municipal.
Su fauna y su flora son características de la zona meridional de las Marismas del Guadalquivir. Dunas y playas, marismas y salinas, zonas boscosas y lagunas, hace de la nuestra una tierra rica en aves, micromamíferos, reptiles, anfibios, peces,... En cuanto a la flora, destaca la presencia del pino piñonero, del alcornoque y de las especies halófilas propias de las marismas.
Una vitrina de minerales nos habla de la permanencia e ilustra el sustrato geológico sobre el que toda esta vida se asienta.
Una reflexión, pues, sobre el espacio y el tiempo en cuya confluencia -velocidad, movimiento, cambio- nuestra Historia se despliega.